jueves, 14 de septiembre de 2017

YO ME CAIGO BIEN (CASI SIEMPRE).



             Este es uno de esos post que te escriben las personas que tienes a tu alrededor. Y es que, Helen Gómez Ruano  lanzó una  pregunta que me quedó grabada "¿Qué haces con lo que NO te gusta de tí?"      
 
            ¿Hay algo de mí qué no me guste?.  ¡¡Claro que sí: un montón de cosas¡¡   Y asumir que no soy perfecta no es solamente una cuestión de humildad, sino que es, sobre todo, una cura de realismo que me ha servido para no frustrarme cuando me doy cuenta de mis defectos  y para intentar eliminarlos, limarlos, disimularlos y/o compensarlos.  Pero me ha servido sobre todo para ser más feliz conmigo misma.
 
            Y, mira por dónde, me encuentro con una (otra más) maravillosa reflexión de Almudena Lobato Montero  que dice:   No puedes caerle bien a  todo el mundo, ni falta que hace…. Elige respetar y que te respeten. Respétate”.
 
            Esa es la actitud: quiero respetarme.  Para eso necesito saber qué me gusta y qué no me gusta de mí, necesito conocerme. Y, sobre todo, necesito quitarme complejos de encima para quererme.  Quiero caerme bien.
 
 
            Como ya  he dicho: este post me lo han escrito. Porque Jessica Buelga Pérez  nos regaló esta reflexión:  “Las personas, deberíamos ser hogar y no refugio para los demás….. Un lugar donde poder ir siempre y no sólo en caso de emergencia, donde apetezca acudir en cada momento y no sólo cuando aparezca el miedo”.  Me encantó cuando lo leí.  Pero  me inspiró otra pregunta:  ¿y si me convierto en hogar para mí misma?  ¿O eso será un ejercicio de egoísmo?. 
 
Pues NO, No creo que sea egoísmo.  Creo que es un acto de humildad y de amor hacia los demás y hacia mí misma:  no puedo entenderte si no me entiendo a mí misma antes; no puedo ayudarte con tus problemas si no tengo los míos medianamente controlados. 
 
 
 Creo que aceptarme y quererme no es una cuestión de luchar por llegar a la perfección, sino un ejercicio diario de equilibrios y balances y una elección personal por quitarnos complejos y obligaciones tontas. Así que, en esta última semana, e impulsada por estas tres mujeres tan inspiradoras, me he dedicado a examinarme.
 
Eso sí, el examen lo he hecho partiendo de una premisa:  no se trata de fustigarme ni castigarme por lo que querría ser y no soy, sino de saber quién y cómo soy.
 
Y sí, el resultado es que ME CAIGO BIEN,…. CASI SIEMPRE.