martes, 22 de agosto de 2017

TOD@S SOMOS JUECES O JUEZAS




 

                O, al menos, esa impresión tengo en estos últimos días.  Nos están dando tanta  “información”  sobre, por ejemplo,    el asunto de Juana Rivas y sobre los asesinos de Barcelona y Cambrills  (salvando, evidentemente, todas las distancias entre  las conductas de una y a otros)  que me parece que de un momento a otro me van a pedir mi veredicto.

 
            Y me da verdadero pánico, porque creo que nos obligan a dictar Sentencia, a decidir de qué lado nos ponemos, con argumentos y datos parciales (incluso falsos), o intentando vendernos la peor imagen, la más morbosa.

Que quede claro que no hablo solo de la televisión, la radio o los periódicos;  que las redes sociales este verano, y a cuenta de estas mismas noticias,….  tela, telita.

 
              Es cierto que actualmente tenemos la posibilidad de acceder a la opinión de distint@s influencers y una variedad de  “líneas editoriales”.  Pero la realidad es que sabemos que no tod@s   vamos darle la vuelta a la información, porque es más cómodo aceptar  -como verdad incuestionable-  lo que dice nuestro opinador,  periódico o programa favoritos, o lo que nos manda nuestra amiga por wasap, acompañado de una foto cuya veracidad es más que cuestionable y de  cuyo origen nadie parece tener ni las más remota idea.
 
           No es nada nuevo decir que estamos sometid@s a una posible manipulación.   Pero hay temas que deben quedar excluidos de este tipo de conductas, aunque sólo sea por la gravedad de las posibles consecuencias.  Os dejo el ejemplo de los “manteros de las Ramblas”. 

 

Y dado que me parece que no todo el mundo me va a hacer caso en eso,  te pido que seamos más list@s que ell@s y nos convirtamos en personas con capacidad crítica, de forma que podamos ser buenos jueces y juezas y dictar Sentencias en base a  hechos objetivos, contrastados,  y no por  opiniones.

 

 

 

 

 

miércoles, 9 de agosto de 2017

¡¡¡Y PORQUE ME DA LA GANA¡¡¡




            Estoy harta, muy harta, de que se cuestione el derecho de las mujeres a trabajar.  Y más harta aún de que la excusa para ese cuestionamiento sea  del tipo de que en su casa   “ya entra un sueldecito apañao, para cómo están los tiempos”.  
           Y decirle a una mujer en situación de desempleo que aproveche esa circunstancia para tener un niño, me parece VO-MI-TI-VO.
 

            Sí, creo que es vomitivo,  mezquino e indecente;  porque implica reducir a las mujeres a un rol ancestral de maternidad, porque se las discrimina y porque nadie le cuestionaría lo mismo a un hombre: a él se le reconoce el derecho a trabajar como algo inherente a su ser (reproduciendo también estereotipos de género), pero a ella se le reconocerá o no en función de las circunstancias que la rodean.  Dicho de otro modo:  parece que  la mujer tendrá más derecho a trabajar cuanto peor sea (o se perciba que sea) la situación socioeconómica de su casa.
 

            Esta corriente por la que el derecho al trabajo de la mujer se considera como algo graciable, como un derecho que se otorgará o no en función -repito-  de las circunstancias que la rodeen, explica  -entre otras razones- que las mujeres sean las principales víctimas del desempleo, de los contratos temporales no deseados, de su masiva presencia en los ERES y ERTES,……  
 

             Culpabilizar a las mujeres por querer trabajar, por querer tener su independencia económica o por desarrollar aquello para lo que se han formado, habla mucho (y no precisamente bien) de la calidad de una sociedad.  Pero  si –además-  el  “consuelo”   que se le ofrece a las mujeres, a cambio de no trabajar, es que aprovechen para tener hijos, ……..
 

          Hace no mucho oí a una chica decir que ella quería trabajar porque  “había estudiado y se había preparado para trabajar, porque quería ser económicamente independiente, porque tenía derecho a trabajar,…  y porque le daba la gana”  
 
 

            Pues eso, aunque a algun@s aún les  sorprende,  las mujeres (a veces) quieren trabajar no porque lo necesiten, sino porque les/nos da la gana.
 
Foto Pixabay.  Autor: WaltiGoehner