martes, 14 de marzo de 2017

CAMARERO,.... ¡¡ME FALTAN DOS¡¡


      - ¡¡Camarero, camarero,  ¡¡que me faltan dos¡¡.

      - ¿Dos qué, señor?.

      - ¡¡Dos cervezas, hombre¡¡.

      - Ahora mismo, señor. Y perdone, pero no soy adivino.

      - (En voz algo más baja).  Anda que,... ¡¡menudos humos¡¡.  Que es un camarero, no un ingeniero aeroespacial.

 

                Estoy segura de que habréis asistido a escenas como ésta, y que responden a la idea de que hay   "trabajos menores";    esos reservados a quienes no son capaces de nada más;  para cuyo desempeño no se requiere ninguna habilidad, ni inteligencia. 

            Y de verdad que me molesta mucho ese prejuicio, porque niego que existan profesiones menores; es más,  hay tres "profesiones inferiores", que tod@s deberíamos desempeñar -durante al menos tres meses seguidos-  para que de verdad demostremos nuestras superiores capacidades.    Esta son las que yo propongo:

 
                          a) CAMARERO/A. Y si es en un restaurante tipo venta, con  "cacharritos" para l@s niñ@s   (tipo tobogán, castillo hinchable, balancín sonoro,......) y con espacio lo suficientemente grande como para que l@s niñ@s corran entre las mesas.......,  ya lo propongo para el Nobel.
                        Vigilar que el niño no se cruce y te tire la bandeja;  acordarte de la comanda de cada mesa;  procesar desde que sitio te han levantado un vaso para pedirte una "cervecita más" y llevarla antes de que oigas aquello de que "hace una hora que la he pedido y ni caso";  repetir una y otra vez lo que hay  fuera de la carta, sabiendo que la mitad de los destinatarios están en otra cosa y vas a tener que repetirlo, otra vez, etc.   Si eso no es tolerancia al estrés, .....
 

                        b) CAJER@ DE UN SUPERMERCADO. Reconociendo que, afortunadamente,  las empresas ya están cuidando mucho la formación del personal de caja para el trato directo con el cliente, la realidad puede superar cualquier  "role play"  que programemos.
                        No perder los nervios cuando nos ven deseperad@s porque hemos venido a comprar una barra de pan y llevamos 5 minutos en la cola. La templanza de carácter que deben tener para no mandarnos a la porra cuando nos empeñamos en pagar con toda la calderilla que hemos acumulado durante el último mes,  porque  "hij@, no tengo tiempo para contarla y llevarla al banco"..... 
                        ¿Y cuando nos empeñamos en que nos digan si esas son las galletas   "que me llevé la semana pasada, que están tan ricas?". Porque yo no estoy obligada a recordar la marca: ni siquiera  el color del envase,....  Pero la cajera o el cajero,   "que está allí todo el día y me ha visto comprarla miles de veces",.....  Y, claro está, si al final se acuerdan   -o aciertan-   es que es su trabajo.  
 

                        c) ENTRENADOR/A DEPORTIVO/A  DE NIÑ@S.  Esta profesión va subiendo enteros en mi escala de   "las imprescindibles".   Y es que tod@s tenemos en casa al mejor futbolista, a la tenista más potente, al patinador más veloz;..... Tod@s nos sabemos mejor que el/la entrenador@ las reglas y  -evidentemente-  somos mejores diseñando las estrategias del juego.
                        Que tenemos que corregir la plana al entrenador/la entrenadora y hacerle ver lo que vale  nuestr@ campeón/a.  Que, como padre o madre, "tengo derecho a exigir"   que mi niña haga el ejercicio principal de la exhibición o que mi hijo juegue todos los partidos,.... aunque no vengamos a los entrenos todos los días.  Porque no es que mi tesoro sea muy torpe para el deporte, es que su entrenador/a no hace bien su trabajo y no le sabe sacar partido.

 

En definitiva:  seamos inteligentes y reconozcamos que -para opinar sobre algo-, debemos conocerlo con una cierta profundidad . Y para permitirnos el lujo de considerar  "menor"   una profesión, debemos demostrar que somos capaces de desempeñarla como el/la mejor.