miércoles, 27 de enero de 2016

EL VALOR DEL ERROR EN LA GESTIÓN DE PERSONAS





                Al igual que , a partir de un determinado momento, debemos dejar que nuestros hijos e hijas emprendan el vuelo, se caigan y vuelvan a intentarlo;  al igual que,  cuando alcanzan una determinada edad, debemos dejarles que tomen sus propias decisiones y asuman las consecuencias,  así debemos actuar con l@s profesionales que trabajan con nosotr@s:  tienen el derecho a equivocarse.

 

EQUIVOCARSE ES UN DERECHO,.... Y UN RIESGO QUE DEBE ASUMIRSE.
                De acuerdo con el viejo dicho,  "sólo el que toca platos los puede romper":   sólo se equivoca quien QUIERE asumir el riesgo de ir más allá; QUIEN NO SE HA ACOMODADO. De otro modo:  equivocarse implica acción, actuación, actividad,... TRABAJO.

                No se trata de ser  inconscientes;  se trata de  permitir  que quien cuenta con unos requisitos mínimos (formación, experiencia,...)  aprenda  actuando.  Por ello hablo del DERECHO A INTENTARLO,   del DERECHO A EQUIVOCARSE.  

                Y si queremos que l@s profesionales de nuestra organización  den su máximo, crezcan y desarrollen todas sus capacidades, debemos permitirles que lo intenten y asumir el riesgo de que el resultado del intento sea una equivocación.  

 

PORQUÉ NO LES DEJAMOS EQUIVOCARSE.

                                 a) POR PURO EGOÍSMO: nos encanta ser  imprescindibles y evitamos que cualquier otra persona intente hacernos sombra; así que , excusándonos en proteger los intereses de la empresa,  nos negamos en redondo a dejarles subir al escenario.
                               Aunque, a veces, lo hacemos aún peor: exponemos deliberadamente a una persona al fracaso,  para convertirnos en l@s salvapatrias de turno.
 

                                b) POR DESIDIA: no nos fiamos de que otra persona haga las cosas porque desconfiamos de su valía.  Pero claro,   no nos hemos preocupado  en conocer su potencial ni de formarles adecuadamente para que puedan ir más allá.
                               Eso sí, luego se nos llena la boca diciendo aquello de  "tengo que ocuparme yo de todo, no me dejan descansar,.....".
                            

                               c) POR PATERNALISMO MAL ENTENDIDO:  nos convertimos en una gallina clueca que pretende proteger a toda costa a sus polluelos.  No les dejamos equivocarse para que no sufran, porque si lo pasan mal, habremos fracasado como líderes, jef@s  o responsables del equipo.

 
Foto Pixabay

DEJÉMOSLES EQUIVOCARSE.
                De acuerdo con el viejo dicho, sólo el que toca platos los puede romper:  sólo se equivoca quien quiere asumir el riesgo de ir más allá; quien no se limita a mirar.   De otro modo:  equivocarse implica acción, actuación, actividad,... TRABAJO.    Por tanto, reconozcamos que equivocarse tiene ventajas:

                               * EL ERROR ES UNA GRAN FUENTE DE INFORMACIÓN.    De acuerdo con el viejo dicho, sólo el que toca platos los puede romper:  sólo se equivoca quien quiere asumir el riesgo de ir más allá; quien no se limita a mirar.   De otro modo:  equivocarse implica acción, actuación, actividad, iniciativa, ... TRABAJO.

                               Tras el error, deberemos evaluar, repasar,  tanto el resultado en sí como el  proceso que nos  ha conducido a ese final.  Y con ello, debemos responder, al menos,  a tres preguntas básicas:
1.       qué ha fallado;
2.       porqué se ha fallado (factores internos/externos,  inadecuación /falta de recursos, ...);
3.       porqué no se ha detectado antes de llegar al resultado final,....

 

                               * ES UN ELEMENTO DE CRECIMIENTO/MADUREZ PERSONAL.   Cuando alguien se ha equivocado debemos dejarle que lo reconozca, que asuma las consecuencias y que actúe para corregirlo o, al menos, para minimizar los daños. 

                               Porque el derecho a equivocarse tiene una obligación correlativa:  "dar la cara".  Y para esto también hay que estar preparado/a.

 

                               * PERMITE CONSTRUIR EQUIPO.  Si bien es labor de cada persona aprender a  "dar la cara",  durante ese itinerario no  debe estar sola: el equipo  (y la organización)  deben acompañarla y apoyarla, haciéndole ver los puntos positivos que pueda tener a su favor (iniciativa, asunción de nuevas funciones...). Así, el aprendizaje será compartido y, además, reforzaremos la necesaria unidad e identificación del grupo.

 
En conclusión:  debemos permitir, incluso fomentar, el  ejercicio del derecho al error.  Ahora bien: en la misma medida debemos exigirles que se cumpla con la obligación de asumir y rectificar la equivocación.