lunes, 8 de junio de 2015

TORPEZA "INDUCIDA O CONSENTIDA".


 
                Muchas veces, nos quejamos de que alguien  no sabe hacer nada, ....  o que pasa de todo y no nos echa una mano aunque nos vea nadando entre miles de papeles.  Y no digo yo que, en ocasiones, no nos quejemos sin razón,  que de todo hay en botica. 

                Pero también sé que en muchos casos esa persona NO es la única responsable de su falta de actitud y/o aptitud.  A veces, los máximos responsables somos quienes estamos a su alrededor.


                  Son los casos que yo califico como de   "TORPEZA INDUCIDA O CONSENTIDA",  y los provocamos cuando:
                               1- NO SABEMOS MOTIVAR A UNA PERSONA   no quiero extenderme mucho en este apartado, y me remito a un artículo anterior, dedicado a la famosísima   "MOTIVACIÓN".  Sólo quiero reiterar una idea:  cuando la persona no tienen una motivación nata  o  "de serie", tenemos que comprársela como si fuera un  extra.
 
                               Pero, si no se la compramos o la que adquiramos es inadecuada, el gasto va a ser inútil.  Por ello, hay que estudiar muy bien cuál es ese factor que hace que una persona quiera involucrarse con nuestra organización.
 
 

                                 2- LE ASIGNAMOS FUNCIONES QUE NO SABE REALIZAR O QUE ESTÁN MUY POR DEBAJO DE SUS CAPACIDADES REALES, estas situaciones suelen derivar de un mal proceso selectivo,  y, por tanto, ES NUESTRO ERROR Y NUESTRA RESPONSABILIDAD 
                               Lo bueno es que se detectan fácilmente: basta con  OBSERVAR  Y ESCUCHAR  (ya sea a través de evaluaciones periódicas de personal o de otros sistemas menos formales).  

                               La solución puede ser más complicada, ya que no siempre podremos rectificar el error con un cambio de funciones o de puesto.  Pero siempre se puede hacer algo: en el caso de personas   sobrecapacitadas    una solución sería permitirle dedicar una parte de su jornada a realizar funciones de categorías o áreas adecuadas a su  potencial.  
                                Con este tipo de soluciones,   tod@s ganamos:
                               - el afectado recibe una  "compensación" inmediata y directa  por NUESTRO error;
                               - y, a la vez, estamos creando una  "cantera"  de personas formadas y experimentadas, capaces de asumir otras funciones en caso de sustitución, ascensos,....
 

 
                              
                             3-  NO LA HEMOS SACADO JAMÁS DE SU ZONA DE CONFORT.    Y este es, para mí, el caso en que mayor cuota de responsabilidad hemos de asumir. Yo las llamo  "Personas Burbuja",  porque parece que viven en un ecosistema particular, protegido,   en el que ni molestan ni son molestadas. 
 
 

                               Pero un día,  la burbuja se pincha  (porque nos faltan manos, porque alguien se queja,......);  y asoman de repente esas carencias que les hemos permitido adquirir.  Ese día, querremos que   -a la velocidad de la luz-  salgan de ese aislamiento y se pongan las pilas.

                               Y volveremos a equivocarnos si no entendemos que la solución pasa por   "reinsertarla"   en el ecosistema general,   PERO dándole el  tiempo y herramientas necesarias para adaptarse a ese nuevo entorno.