jueves, 12 de febrero de 2015

¿QUIÉN DEBE SER COMPETENTE?


               Hablamos muy a menudo de las nuevas competencias, los nuevos talentos, las nuevas capacidades, las  nuevas inteligencias.....  que deben tener l@s profesionales.
 
                ¿Eso significa que hay talentos, capacidades, competencias que antes eran fundamentales pero que ahora han devenido en inútiles?. Yo creo que no,   porque las competencias necesarias para acceder/permanecer en el mundo laboral deben depender/ deben exigirse en función de dos factores:
                               i.- la cultura de la empresa (qué quiere conseguir  y cómo quiere conseguirlo, diseño de carrera profesionales, formas de vinculación empresa-profesional,......)
                               ii.- y, sobre todo, del perfil del puesto  (qué hay que hacer y cómo).  
 
                Sí es cierto que, en la configuración del mercado laboral actual, hay competencias excluyentes, entendiendo por tales aquéllas que -de no poseerse-  determinan  la exclusión del mundo laboral o la falta de progreso en el mismo, y que derivan, sobre todo,  de los niveles formativos medios de los/las profesionales de cada sector  (titulación, idiomas, tecnología,.....).              
                Otra cosa es que,  por la falta de oferta,  haya empresas que se vuelvan locas y pidan mucho más de lo que necesitan realmente.   
 
 
                Pero, en todo caso,  las nuevas competencias obligan a l@s profesionales y a las organizaciones: ambas partes deben asumir un proceso de cambio, reciclaje y formación continuo; proceso que debe ser  impulsado por el  propio profesional (para ser más "empleables")   y por la propia organización  (profesionales mejor formados, más competentes, más rentables,.....).
 
 
                Y especialmente nos obliga, igualmente a tod@ (empresas y profesionales) a un importante cambio de mentalidad que determinará las competencias necesarias en cada caso e, incluso, en cada momento.  Algunos ejemplos:                                          
 
                               - Del aula a la calle:  Sin negar la importancia de la formación,  debemos aceptar la importancia de cómo se aplican los conocimientos adquiridos y, sobre todo, de cómo ampliarlos y en qué áreas.
                               Tanto la organización como l@s profesionales deben saber qué conocimientos, qué formación será necesaria dentro de diez minutos, deben conocer cómo se prepara la competencia,  qué van a demandar l@s clientes, ......
 
                               - Del horario a la autogestión: 
                               *  el/la profesional  debe aprender/ser capaz de determinar el plazo, las formas, los instrumentos necesarios para gestionar el proyecto que le corresponda;
                               * la empresa debe exigir sólo el resultado, debiendo olvidarse de controlar todos los detalles de la forma en la que el trabajo se realiza.
 
                               - De la corbata al vaquero: debemos  olvidarnos del dime qué y cómo lo hago, del yo soy quien manda. Ahora más que nunca es necesario buscar profesionales con iniciativa y resolución,  pero aceptando que sean ell@s los que determinen el "cómo".
 
                               - Del banco a la PSP:   La  "felicidad"  de l@s profesionales (el engagement con su empresa) ya no depende sólo del importe de la nómina.  Las prácticas de conciliación, la libertad de acción, las posibilidades de desarrollo  laboral,.....  cotizan cada vez más.  Es decir, la motivación de cada profesional debe ser el mantra de la organización.
               
                              
Foto: hojavida.blogspot.com
 
- Del mío al nuestro:  Se acabaron las áreas cerradas y estancas  y l@s "especialistas solo en". Cada proyecto debe ser de toda la empresa.  Por eso, l@s profesionales deben apoyarse en y estar abiertos a la colaboración, la cooperación y el aprendizaje. Y las organizaciones deben facilitar y fomentar esa interacción.
 
 
 
 
                               - Del 2+2 a la X:  El trabajo, la forma de hacerlo, el entorno en que se desarrolla, va a sufrir cambios permanentes.  Las organizaciones deben saberlo y anticiparse, creando estructuras abiertas y muy  flexibles que les permitan responder inmediatamente.
                               Y l@s profesionales deben tener la capacidad para adaptar sus conocimientos y sus métodos de trabajo  a las demandas que se encuentren a cada paso; la capacidad de analizar y decidir con rapidez.
 
                               - De la S.L  al  Sánchez:  No se trata de que la empresa renuncie a una marca ganada a pulso. Se trata de saber convivir con  la marca personal de cada un@ de sus  profesionales.   Y esa convivencia implica mimarla y potenciarla, considerando la marca de cada persona como una parte  fundamental de su patrimonio.