lunes, 9 de febrero de 2015

LA ENVIDIA COMO MOTOR.


            Aceptando que hay envidisos@s por cuna, creo que puedo afirmar que LA ENVIDIA es algo con lo que últimamente estamos lidiando mucho en la gestión de personal, dada la situación actual del mercado de trabajo: presión por los resultados; cambios salariales, geográficos o de estatus;  medidas de reestructuración, ......... En definitiva estamos sometiendo a nuestro personal a situaciones extremas, estresantes cuanto menos, que pueden llegar a sacar lo peor de cada un@.

  

EL LADO NEGATIVO DE LA ENVIDIA.

            Simplificando mucho, podemos decir sobre  la envidia que:

                        i. quien la padece es incapaz de realizar análisis mínimamente objetivos y racionales  (¿os suena eso de "yo lo hubiera hecho mejor, pero claro, como es quien es...."). En el ámbito laboral, el envidioso o la envidiosa presentará grandes dificultades para  crear/integrarse/trabajar en un equipo; no será capaz de alinearse con el objetivo general de la empresa, salvo que éstos sirvan a los suyos; .......

                        ii. igualmente es incapaz  de empatizar con la/s persona/s envidiada/s, incluso en las peores desgracias de ésta/s (aquello de "ya era hora de que le fuera algo mal"). Por ello, en la empresa, además de lo ya dicho en el punto anterior,  carecerán de capacidades de cooperación y colaboración; no estarán dispuest@s a compartir nada;.....

                        iii. si se acepta que la envidia nace de un complejo de inferioridad, el envidioso/la envidiosa puede agudizar este complejo y crearse un lastre insuperable;

                        iv. o puede pasar que -para intentar demostrar/se  que la persona envidiada no vale tanto-, transforme esa inferioridad en un complejo de superioridad, lastrándose él/ella misma y convirtiendo al envidiado o envidiada en el objetivo directo e inmediato de todos sus ataques.  ¿Os imagináis el   resultado en el equipo?.

 

¿QUÉ HACER PARA COMBATIR ESTA SITUACIÓN?.

            Lo primero es detectar esta situación, para acotarla y tratarla. Y lo segundo es comprender las causas de las que deriva: como he dicho, no es lo mismo la  "envidia por cuna"  (entendida como la innata a la persona que la sufre y que requiere un tratamiento fundamentalmente clínico)  que la "envidia impulsada"; es decir, la que se crea por el ambiente o la situación.

            Para este último caso sí podemos y debemos actuar desde dentro de la empresa, y tanto con el/la envidios@  como con el/la envidiad@.  Os propongo:

                        * Prestar especial atención al evidios@, de forma que seamos capaces de detectar y hacerle  ver sus propias capacidades y virtudes.

                        * Reconocerle sus momentos; esto es, cuando ejerce esas capacidades y virtudes; cuando cumple con sus objetivos,....

                        * Ayudarle a desconectar; hacerle ver que debe buscar otros objetivos y prioridades (dentro y fuera del trabajo), que hay vida más allá de le empresa. Esto le generará más confianza y positividad laboral.

                        * Evitar hacer comparaciones: para agradecer o reconocer a una persona no hay que pisar a otra.

                        * Fijar con claridad los criterios de reconocimiento.  Esto es mucho más fácil de entender cuando hablamos de complementos salariales por beneficios, productividad,..... Pero cualquiera que sea la forma de reconocimiento que se pacte (descansos, vacaciones, premios en especie,.....), en la medida de lo posible, los criterios para merecerla  deben estar fijados antes de su aplicación y, sobre todo, deben aplicarse de forma coherente,  continuada y sin excepciones.

 

           Y, como ya he dicho, no nos olvidemos de la PERSONA ENVIDIADA:  si no atajamos la situación a tiempo, puede ser víctima del SÍNDROME DE LA AMAPOLA ALTAEs decir,  por miedo a destacar para no ser criticad@, zancadillead@,.... puede empezar a querer pasar desapercibid@,  a esconderse entre l@s demás,.......;  corremos el riesgo de convertirlo en un mediocre o de echarlo de nuestra organización.

           

                       
EL LADO POSITIVO DE LA ENVIDIA.

            Sí; si somos capaces de enfocar bien las cosas, nuestro sentimiento de envidia puede convertirse en algo positivo. Ya hice referencia a estas oportunidades de crecimiento en el post  "HAMBRE DE GOL", dedicado a los efectos positivos y negativos de las individualidades dentro de los equipos.

            Por tanto, impulsaremos ese crecimiento en la medida en la que sepamos/ayudemos a  transformar  el pesar por el éxito ajeno  en admiración ante el mismo y en estímulo que nos motive a mejorar, a ponernos a su altura.
 
 
 
Foto obtenida en Google Imágenes. Fuente  El País